Cómo la ley que EE.UU. aprobó para subir aranceles en 1930 terminó por devastar su economía y agravar la Gran Depresión

La ofensiva arancelaria de Donald Trump coloca al mundo al borde de una nueva guerra comercial de resultado incierto.
Desde que regresó a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, el republicano ha impuesto distintos aranceles a diferentes países y productos, a veces retrasando o retractando sus decisiones.
Pero este miércoles, en lo que definió como el “Día de la Liberación”, Trump anunció la aplicación de una tasa de 10% a todos los productos importados que lleguen a Estados Unidos y unas superiores para decenas de países, entre los cuales figuran China (34%) y la Unión Europa (20%), con los cuales el país norteamericano mantiene abultados déficit comerciales.
Las medidas han provocado una ola de criticas contra Washington y ya han empezado a surgir contramedidas económicas.

Nacionalismo
En 1930, se inició una era de proteccionismo comercial.
En junio de ese año, en EE.UU. se promulgó la Ley de Aranceles, también conocida como Smoot-Hawley, debido a que fue impulsada por el senador Reed Smoot y el diputado Willis Hawley.
A las medidas adoptadas en este instrumento se les responsabiliza por agudizar la Gran Depresión de 1929, que afectó a múltiples países, se prolongó por una década, ocasionó una fuerte caída del Producto Interior Bruto (PIB) y dejó a millones sin trabajo.
Una anécdota referida en un artículo de la revista británica The Economist da cuenta del impacto de la legislación.
“Casi me arrodillé para rogarle a Herbert Hoover (el presidente estadounidense en esa fecha) que la vetara. Esa ley intensificó el nacionalismo en todo el mundo”, dijo Thomas Lamont, asesor presidencial y accionista del banco de inversión J.P. Morgan.
Hay quienes incluso están convencidos de que la ley jugó un papel importante en el inicio de la Segunda Guerra Mundial porque reforzó posturas como la de Adolf Hitler.
¿Protección?
La Ley Smoot-Hawley incrementó los aranceles de importación de alrededor de 900 productos en un promedio de entre el 40% y el 60% con el objetivo de proteger a los granjeros y a las empresas estadounidenses, se lee en un artículo publicado por el Instituto de Finanzas Corporativas (CFI, por sus siglas en inglés).
Adam Augustyn, editor de la Enciclopedia Británica, explica que en la década de los 20 del siglo pasado, los agricultores europeos empezaron a recuperarse de la devastación causada por la Primera Guerra Mundial, lo que aumentó la competencia e hizo que los precios de los alimentos bajaran.
Adicionalmente, los campesinos se habían endeudado tratando de incrementar su producción.
Y una buena parte de la fuerza laboral estadounidense de la época se encontraba en el campo, alrededor del 20%, según cifras de la CFI.

Durante la campaña presidencial de 1928, Hoover prometió subir los precios de las importaciones agrícolas.
Sin embargo, tan pronto como asumió el cargo granjeros estadounidenses y otros empresarios iniciaron entonces un periodo de cabildeo para que el gobierno impulsara medidas de protección para agricultores locales.
La Ley Smoot-Hawley fue presentada al Congreso en mayo de 1929 y el 17 de junio de 1930 el presidente Hoover la firmó.
El aumento de aranceles afectó a una gran variedad de importaciones: huevos, ropa, barriles de petróleo y azúcar.
Es difícil calcular el porcentaje en el aumento impositivo porque su estimación dependía del volumen o el peso del producto, pero economistas estiman que los incrementos oscilaron entre el 15% y el 60%.
Consecuencias
Durante los dos años que siguieron a la implementación de la Ley Smoot-Hawley, las importaciones y exportaciones de EE.UU. cayeron alrededor de 40%.
Canadá y Europa tomaron medidas recíprocas y aumentaron los aranceles a los productos estadounidenses.
Para 1932, las ventas de productos estadounidenses al extranjero pasaron de US$ 7.000 millones a 2.500 millones, según la CFI.
Y si lo anterior no fuera suficiente algunos bancos empezaron a colapsar, el intercambio comercial global disminuyó en alrededor de 65%, según algunos datos. Esta situación colocó a la economía mundial en un punto crítico.
Es difícil saber cómo terminará este nuevo capítulo de guerra comercial entre EE.UU. y sus más importantes socios comerciales, pero estudios recientes aseguran que los aranceles castigarán el PIB e impulsarán la inflación de los países implicados.
Los aranceles que Trump aplicó en su primer gobierno, además de afectar a empresas extranjeras, también perjudicaron a compañías locales y a los propios consumidores estadounidenses, según varias investigaciones académicas.
Lejos de enriquecerlas, las familias tuvieron que pagar precios más altos. Y la recaudación tributaria producto de la imposición de los aranceles fue muy baja en comparación a lo que recauda el gobierno a través de impuestos individuales y corporativos.
