Siete mentiras de Trump para que Harris lo destroce en su único duelo este martes
Los indocumentados “roban puestos de trabajo a los estadounidenses”
Mentira: Los más de 10 millones de trabajadores indocumentados que existen en EU ocupan los trabajos que los ciudadanos estadounidenses rechazan, ya sea por su dureza o por sus salarios bajos, principalmente en sectores como agricultura, transporte, construcción, servicio doméstico y comercio.
Sí esos 10 millones de indocumentados se pusieran en huelga un día, la primera economía del mundo se resentiría seriamente y se rompería la cadena de suministro, con el colapso en puertos y centros distribución que se extendería durante semanas.
Los indocumentados “están destruyendo la economía”
Mentira: no solo no destruyen la economía nacional, sino que la enriquecen. Un reporte de julio del Institute on Taxation and Economic Policy reveló que los indocumentados que pagaron impuestos(aproximadamente la mitad) aportaron 96 mil 700 millones de dólares en 2022 a las arcas del Estado; dinero en su mayoría destinado a programas sociales como Medicare, al que no tienen acceso.
Harris podría enfatizar en el debate que el temor a ser deportado hace que sólo el 50% de los indocumentados paguen impuestos, por lo que, si se regulariza al grueso de trabajadores ocultos en el mercado negro, la recaudación anual podría dispararse hasta casi 200 mil millones de dólares.
Podría recordar que ella defiende la regularización de los inmigrantes que pagan religiosamente sus impuestos y no tienen antecedentes criminales, empezando por los 600 mil “soñadores” y por los casados con ciudadanos estadounidenses y sus hijos no nacidos en EU, que suman unos 550 mil. En el otro extremo, Trump y los republicanos bloquean sistemáticamente cualquier reforma migratoria que abra una vía a la ciudadanía.
“La criminalidad se ha disparado con Biden”
Mentira: Según datos del FBI, el crimen violento a nivel nacional cerró el primer trimestre de este año con una caída general del 15.2% con respecto al mismo periodo de 2023. Bajo el gobierno de Biden, el crimen cayó en las 69 mayores ciudades de EU, encabezados por Boston y Filadelfia, con 78% y 42% menos homicidios respectivamente.
Harris podría contraatacar en el duelo, señalando que, bajo el mandato de Trump los crímenes escalaron y él se encargó de polarizar a la sociedad estadounidense cuando, en vez de mostrar empatía con la comunidad negra, tras el asesinato en 2020 de George Floyd (muerto por asfixia tras aplastarle un policía el cuello) ordenó reprimir las protestas del movimiento Black Lives Matter.
“Hay una invasión de terroristas y vendedores de droga”
Mentira: la teoría de “la invasión” desde la frontera (“vienen a acabar con nuestra cultura blanca anglosajona”) es uno de los bulos más peligrosos que la ultraderecha conspiranoica disemina en las redes, y que Trump repite como un loro.
También es falso cuando Trump denuncia que estos “invasores” son “terroristas y vendedores de droga”.
Los que venden drogas en todas las ciudades de EU y los que cometen atracos son, según el FBI, en su gran mayoría ciudadanos estadounidenses que compran armas sin problemas, gracias a que Trump y los congresistas republicanos boicotean sistemáticamente cualquier endurecimiento para frenar la venta de armas.
En cuanto a los “terroristas” de los que alerta Trump, tampoco son inmigrantes, sino que son supremacistas blancos, como James Alex Field, que en 2017 estrelló su coche contra un grupo de jóvenes que protestaban contra una celebración neonazi en Charlottesville (Virginia), matando a la abogada antifascista Heather Heyer.
Harris debería echarle a la cara en el debate el papel lamentable que tuvo el entonces presidente Trump, quien, en vez de condenar el asesinato del supremacista blanco, culpó a los antifascistas (antifas en la jerga de la extrema derecha) de ser los culpables originales, por “provocar” con su manifestación a los militantes de extrema derecha.
Harris podría reprocharle que, con sus comentarios condescendientes con la extrema derecha —David Duke, entonces líder del Ku Klux Klan, le dio las gracias “por su coraje”— ha empoderado a grupos paramilitares, como los Proud Boys o los Oath Keeper, que lideraron el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2020, el momento más peligroso para la democracia estadounidense en la era moderna.
“Los del Capitolio son patriotas enojados porque me robaron las elecciones”
Doble mentira: ni los que asaltaron el Capitolio eran “patriotas” (los patriotas no van arrasando el recinto más sagrado de la democracia) ni nadie le robó las elecciones a Trump, por mucho que lo repita hasta el aburrimiento.
La realidad es que todos los tribunales que han juzgado a participantes en el asalto emitieron condenas con penas de cárcel, al quedar probado que intentaron pervertir de forma violenta la voluntad del pueblo en las urnas, con el resultado de cinco muertos y decenas de heridos.
Mejor suerte que los seguidores de Trump encarcelados la ha corrido el propio Trump, quien ha logrado atrasar sus juicios hasta después de las elecciones por, presuntamente incitar a la rebelión, y también por intimidar a funcionarios electorales de estados como Georgia, para que lo declarasen ganador.
“Los demócratas quieren aprobar el aborto después del nacimiento”
Mentira miserable: Uno de los momentos más vergonzosos y más frustrantes del debate de Trump contra Biden hace dos meses fue cuando el expresidente republicano acusó a su contrincante de “legalizar que se pueda tomar la vida de un bebé en el noveno mes y hasta después del nacimiento”.
En vez de protestar airadamente por la mentira descarada, Biden se limitó a reiterar que, si es reelegido, restauraría la Ley Roe v Wade, que legalizó el derecho de las mujeres al aborto en EU en 1975 y que fue tumbada por la Corte Suprema en 2022, gracias a la mayoría conservadora.
Biden no fue capaz de llamar sinvergüenza a Trump por sobrepasar todos los límites de la ética y la decencia, al acusarlo de tan brutal mentira (Roe v Wade permite el aborto libre los tres primeros meses, con condiciones los siguientes tres meses, y lo prohibe los tres últimos meses).
“Harris cuadruplicará los impuestos a los estadounidenses”
Mentira: la candidata demócrata prometió esta misma semana lo contrario: rebajar los impuestos a los pequeños empresarios, aunque sí mantiene la promesa de subir la carga tributaria a los ultra ricos.
En su defensa de subir los impuestos a los que tienen dinero “para vivir lujosamente cinco vidas”, Harris podría refutarle a Trump que ella no está en contra de los ricos, sino que está en contra de que haya millones de estadounidenses por debajo de la línea de la pobreza, que podrían llevar una vida mucho más digna y acomodada si el gobierno tuviera ese dinero que les sobra a los más ricos para invertirlo, por ejemplo, en salud, vivienda o educación.
En previsión al seguro contraataque de Trump sobre el tema de los impuestos —acusaría a Harris de “marxista”— la demócrata podría callarlo, mostrando la carta abierta en la que más de 250 multimillonarios de todo el mundo, en su mayoría de EU, enviaron en enero al Foro de Davos, en la que con el título “Proud to pay more”, pedían encarecidamente que sus respectivos gobiernos les aplicaran más impuestos para aliviar la lacra de la desigualdad.
A diferencia de estos millonarios con decencia y con conciencia social, Harris podría señalar a Trump por dedicarse a lo contrario, a defraudar al fisco de Nueva York.
Eso es lo que la exfiscal californiana debe decirle a Trump en el debate de este martes: que no es sino un delincuente convicto y misógino que quiere regresar a la Casa Blanca para arroparse de inmunidad y llevar al país (y al mundo) a la catástrofe.